sábado, 12 de enero de 2013

Debilidad

Tu corazón late suave, lento, hasta que llega él y lo acelera. Una sola mirada suya hace que tu cuerpo se estremezca y una corriente de nerviosismo circule por él. Sus ojos hacen que te pierdas en ellos cada vez que los ves. Sus labios te producen un placer inmenso al besarlos, tienen un sabor extraño pero al mismo tiempo adictivo, y es imposible parar. Cuando él está delante es inexistente tu fuerza de voluntad.

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