lunes, 21 de enero de 2013

Lluvia salada.

Cierras la puerta. Miras a tu alrededor, miras esa habitación llena de recuerdos y, sin ningún tipo de aviso empiezas a ver borroso y a notar cómo, lentamente, tus mejillas se van humedeciendo. Al principio no lo entiendes, pero al final caes en la cuenta, estás llorando, y ni tú misma sabes el por qué. Si por lo menos pudieras decir que tan solo son unas pequeñas lágrimas caídas por despiste, pero no, estás llorando a lágrima viva. La cuestión es... ¿Por qué? Quizá sea por los amores pasados, por esos chicos de los que te ilusionaste y creías que eran perfectos, pero que después te decepcionaron, mostraron su auténtica naturaleza y te hicieron daño. Quizá sea por amistades pasadas, esas personas que creías que estarían ahí siempre y te apoyarían en todo, solo porque tú estabas dispuesta a hacerlo. O quizá sea porque estas harta de dar, dar y dar, y no recibir nada a cambio.

sábado, 12 de enero de 2013

Debilidad

Tu corazón late suave, lento, hasta que llega él y lo acelera. Una sola mirada suya hace que tu cuerpo se estremezca y una corriente de nerviosismo circule por él. Sus ojos hacen que te pierdas en ellos cada vez que los ves. Sus labios te producen un placer inmenso al besarlos, tienen un sabor extraño pero al mismo tiempo adictivo, y es imposible parar. Cuando él está delante es inexistente tu fuerza de voluntad.

viernes, 4 de enero de 2013

Mejor de lo que imaginaba



"Me plantó un beso. Al principio me quedé paralizada de la sorpresa, pero después de unos segundos se lo devolví. Me cogió de la cintura y me atrajo hacia él, yo le rodeé el cuello con mis brazos y entrelacé los dedos con su pelo. Hacía tiempo que soñaba con este momento y, la verdad, es que estaba siendo mucho mejor de lo que esperaba. Sus labios eran dulces, suaves y me transmitían una sensación de calidez que me embriagaba. Nuestras bocas encajaban a la perfección, como en un rompecabezas. Al principio el beso fue tierno, pero poco a poco se tornó  más pasional e intenso, al igual que nuestras respiraciones, que se hacían cada vez más entrecortadas. Él me apretaba cada vez más contra su cuerpo y yo sentía como si nos fuéramos a fundir en uno solo."                                   

Lucha

'El dolor que sentía dio paso también a la rabia, y las dos se extendieron por todo mi ser en una lucha constante por ganarse la una a la otra'.