martes, 18 de diciembre de 2012

El amor a veces te destroza.

-Creía que me querías.
Él se quedo callado. ¿Qué se suponía que debía contestar? No podía mentirla, pero tampoco decirle la verdad, eso la destrozaría. No podía decirle que esto no daba para más, que la había cogido cariño pero que en ningún momento había estado enamorado de ella...
-Andrés... por favor... dime algo... - su voz se quebró, estaba intentando contener las lágrimas que amenazaban violentamente con salir de sus ojos.
Silencio.
La miró y, a pesar de sus lágrimas contenidas y de su intención de parecer medianamente fuerte, vio a una chica destrozada. Una chica que antes no hacia más que reír ahora estaba hundida y él se sentía culpable por lo mal que lo estaba pasando.
-Laura, yo... Te juro que lo he intentado pero yo... no puedo, lo siento mucho.
Andrés dio media vuelta y echó a correr. Ni si quiera pensó en volver la cabeza y mirarla una última vez, sabía lo que encontraría y no quería verlo.
Laura, en cambio, le siguió observando hasta que su cuerpo desapareció en la esquina de la calle. Había entendido que él no la quería, que nunca lo había hecho y que la había mentido para no hacerla daño, pero no se dio cuenta de que así sólo había empeorado las cosas. Ella le quería con toda su alma, unos pocos meses habían sido suficientes para que se enamorara de él.
No pudo contenerse más, las lágrimas empezaron a caer rápidas y calientes por sus mejillas, se dejó caer de rodillas y comenzó a sollozar como nunca antes lo había hecho por un chico.

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