domingo, 21 de abril de 2013

A veces, no le encuentro el sentido.


Aquello que en su momento fue bonito, hermoso. Un amor que pocos conocen y que todos quieren. Esa bonita flor que parece que nunca se marchitará pero que, al final, quieras o no, acaba muriéndose. Pensar en lo que un día tuviste, en lo que sentiste, y llegar a la conclusión de que a veces no merece la pena llegar hasta ese punto con alguien. Porque, ¿de qué sirve, si al final todo acaba igual? Se dejan de lado los sentimientos y empiezan las discusiones, una tras o otra, sin parar, sin tener en cuenta el daño que haces. Y todo esto, todo lo que has vivido con esa persona, ¿Para qué? Para sufrir, llorar y pasar semanas o incluso meses en un pozo del que te cuesta la misma vida salir.

domingo, 14 de abril de 2013

Sigue adelante.

Tic-toc, tic-toc, tic-toc... Ese ruido que no para de sonar en mi cabeza y que significa el fin, el fin del tiempo del examen y el fin de horas y horas de estudio en la biblioteca. Los demás alumnos siguen escribiendo, rápidamente intentan poner en los últimos segundos lo que no han puesto en todo el examen.
Fin. Se acabó el tiempo. Me levanto y entrego el examen, soy la primera en hacerlo. Recogo mis cosas, salgo de la clase y cierro la puerta con un suspiro. Lo he conseguido, aunque ha sido muy difícil, y todo por su culpa. Me encamino hacia la salida, ya libre de todo peso en la conciencia por haber fallado a mi familia, abro la puerta y sin previo aviso su imagen cae sobre mi como una losa. En un banco cercano se encuentra él junto a sus estúpidos amigos, riéndose, bromeando, como si nada hubiera pasado, como si no le afectara en absoluto. En cuanto me ven todos se callan y Dani se gira, cambiando su sonrisa por una mueca de asco.
Yo sigo adelante y camino airada, sin ni siquiera dedicarle una mirada. No se la merece, no se merece nada de lo que le he dado, y menos después de haberme hecho tanto daño, de comportarse como un auténtico hijo de puta conmigo. Pero es demasiado tarde para arrepentirse de las cosas. Lo hecho, hecho está. Porque los recuerdos que has dejado atrás nunca volverán.